El éxito del "The White Album" de The Beatles en 1968 se debió en gran parte al crecimiento de la banda como compositores y músicos desde sus inicios como pop bubblegum, una trayectoria que fue muy influenciada por su amistad con el músico neoyorquino llamado Bob Dylan. Durante su primera gira en Estados Unidos a mediados de la década de 1960, John Lennon se acercó especialmente al astar del folk-rock, aprendiendo de Dylan cómo crear una canción que fuera tan significativa como pegajosa. En reconocimiento al impacto duradero de Dylan en el grupo, Lennon le regaló esta guitarra acústica, una Gibson J-160e Sunburst, a Dylan a fines de 1968 como regalo de Navidad. Dylan trabajó con esta guitarra durante los años 70, escribiendo canciones con ella y girando con ella a lo largo de los años, mientras hacía éxitos clásicos como "Blood on the Tracks". Esta querida guitarra sigue siendo un símbolo de la conexión entre Lennon y Dylan, demostrando el legado de ambos artistas como músicos de rock que marcaron un nuevo rumbo en la historia del rock estadounidense.